Política monetaria
Introducción La gran depresión que se inició en 1929 y que tuvo alcance mundial señaló el fin de una época de optimismo y confianza en la Política monetaria Se creyó entonces que no era ya un instrumento idóneo para detener las depresiones (v. Ciclo Económico), e incluso se llegó a dudar de su adecuación como arma antiinflacionista (v. Estabilización). Las teorías de Keynes, y particularmente su explicación de la trampa de la liquidez y la rigidez de la inversión y del consumo respecto del tipo de interés, que defendieron sus seguidores (v. Consumo; Inversión), así como su énfasis en la política fiscal, desaconsejaron el uso de la Política monetaria, limitándola al mantenimiento de un tipo de interés bajo para abaratar la financiación del gasto público. Pero las inflaciones posteriores a la II Guerra mundial y a la guerra de Corea, junto con ciertas críticas a la adecuación de los instrumentos de la política fiscal (que actuaban con notable retraso y que se veían demasiado sujetos a consideraciones políticas) y una creciente crítica a las aportaciones keynesianas, dieron a la Política monetaria un auge hoy plenamente manifiesto.
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